Mucha gente colecciona cosas, objetos, recuerdos de todo tipo y por infirnidad de causas...él, sin embargo, coleccionaba nombres...
Desde pequeño sentía curiosidad por los nombres y apodos recitados como letanías en las largas sobremesas familiares. Al principio coleccionaba nombres de parientes que hacía largo tiempo que abandonaron el mundo de los vivos para convertirse en fotos en color sepia con sus nombres apuntados al dorso...más tarde comenzó a coleccionar nombres de compañeros de colegio, de amigos de otros sitios...
Con el paso del tiempo empezó a sentir curiosidad, y por lo tanto a coleccionar, nombres de calles, de barrios, de pueblos y de ciudades...luego de marcas, luego de especies animales...
Por último, y con el advenimiento de la era digital, empezó a coleccionar perfiles de las distintas redes sociales en la que se fue dando de alta...un día se dio cuenta de que lo que realmente le gustaba, más que coleccionar nombres en sí, era imaginarse las vidas y peripecias de sus propietarios, quien sería aquella persona a la que le dedicaron aquella calle o por qué aquel barrio se llamaba así...
O no...o tal vez todo comenzó por un intento de escapar de su propia realidad y dejar que su incontrolable imaginación le llevara a algún sitio mejor...
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