La semana pasada en Cangas empezamos a clasificar qué nos
quedamos, qué regalamos y qué cosa va en cada sitio...lo más chungo de
todo es eso...decidir que objetos que nos han acompañado durante muchos años
saldrán para siempre de nuestras vidas...unos camino del vertedero y
otros camino de nuevas vidas a las que acompañar...algunos de hecho ya lo han
hecho para calmar las ansias posesorias de algun@s.
Rebuscando entre las cajas de cosas de nuestra antigua
casa de Aravaca encontré de todo...revistas de baloncesto del año 86...de
coches, de motos...álbumes de cromos de principios de los 80 que harían las
delicias de cualquier página de estas de revival...y sobre todo mis zapatillas
de baloncesto...mis New Balance James Worthy (que no he vuelto a usar
porque sólo encuentro una) mis Adidas Ewing (posiblemente las mejores
zapas que he tenido nunca) las L.A Gear Regulator que eran una imitación de las
Pump de Reebok que puso de moda Dee Brown...y así sucesivamente...hasta llegar
a las Adidas Abdul Jabbar que he rescatado y me he traído a
Madrid para usar en invierno...porque están a estrenar...
Como las obras de La Cogolla van viento en popa y les queda poco
para acabar los plazos se van acortando y la salida de estos
objetos se hace cada vez más necesaria...y me da una pena grande y
mi síndrome de diógenes lucha ahí por prevalecer a un enfoque más
racional del almacenamiento...aunque en el máster nos explicaron la Ley
de Little (creo que era esa) en la que todo tiende a ocupar el espacio
que tiene asignado hasta su totalidad...por lo que a más espacio más
acumulación...
Es curioso que algunas personas asociemos tanto los recuerdos
a los objetos y nos cueste tanto desprendernos de según qué cosas...este
fetichismo emocional casa realmente poco con los tamaños de casas
actuales...la salida será aprovechar el próximo Jarama Vintage Festival o
Mercado de la Nave de Motores y poner un puesto...o no.
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