Esta mañana camino de una reunión he cogido el metro para evitar la lluvia mañanera con la que nos hemos despertado en Madrid…
Y como siempre que voy en metro me he puesto a mirar a la gente y a ver que gente iba en el vagón…y me he dado cuenta del gran cambio que ha sufrido este gran pueblo manchego que es Madrid…que ha dejado de ser pueblo manchego y es (casi) una metrópoli…
Magrebíes, asiáticos, un sudamericano cantando “Perfidia” a cambio de unas monedas, subsaharianos, españoles de todos los colores…y todo el mundo respetando el espacio personal y más o menos educado…
Al subir por las escaleras todos íbamos pegados al lado derecho…dejando pasar a aquellas personas que van más apuradas de tiempo…
Recuerdo los viajes en metro de mi niñez junto con mi abuelo Enrique en los que doblar las esquinas de las estaciones y coger la escalera mecánica o las normales era toda una odisea, sobre todo para un enano como yo…
El otro día parado detrás de un autobús en Aravaca lo mismo…todo el mundo haciendo cola ordenadamente, y todo el mundo era de todo el Mundo…de todo pelaje y condición…
Lo dicho…hemos perdido ese encanto de pueblo que tenía Madrid hace años…pero sin embargo hemos ganado otras cosas interesantes…
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