…una clavo quita a otro clavo…o así va el refrán…pero es complicado..
Eso me lo comentaba alguien por whatsapp hace un rato.
Mi respuesta, que es lo que inspira este post, es que un clavo no saca a otro clavo ni ocupa el lugar del primero…porque todos los clavos nos van dejando su huella después de pasar por nosotros…lo mismo que nosotros hemos sido clavos que hemos dejado marca…la reciprocidad en este tema es más que evidente…
A mi el refrán este no me gusta…no me gusta porque implica que las personas que han pasado por nuestra vida y han sido importantes al marcharse dejan un hueco que es posible llenar con otra persona importante…y esto no es así.
Cada persona, gracias a Dios, es un mundo…con sus cosas buenas, malas y regulares…con sus matices de grises y de colores…con sus días buenos y días malos…y cuando se marchan o nos marchamos dejan o dejamos esa huella…esa “marquilla” decía yo…
Y eso está bien…porque aunque pasemos página en el libro de nuestra vida no debemos olvidar las cosas que hemos sentido y aprendido y las que hemos compartido…aprendiendo de los aciertos y de los errores…acordándonos de los buenos y malos momentos…de los planes, música y lugares…sí sí…no quitar un clavo con otro…no…encontrar nuestro clavo…el definitivo (yo ahora tengo dos…je je je…que si no hay cambios ahí estarán pa siempre…aunque no hablo de ese tipo de clavos!)…el que nos dará lo que buscamos…el que nos encajará…
Un clavo jamás quita a otro clavo…lo complementa…en el global de nuestra vida…