Anoche mientras compartíamos aritos de cebolla y demás Profident y yo estuvimos hablando sobre lo complicadas que son, muchas veces, las relaciones entre un hombre y una mujer…
Me estuvo contando que pasa de movidas y de comerse la cabeza…que las cosas claras y el chocolate (a ser posible) espeso…pero que sin embargo no siempre es así…
Me preguntó por mi opinión sobre como enfocar una situación de este tipo…y aquí os dejo más o menos lo que le conté…
A pesar de que no somos equinos nosotros también aprendemos con zanahoria y palo…obviamente lo ideal es aprender tan solo a base de refuerzos positivos (zanahoria) pero realmente las lecciones más claras y que más se nos quedan son aquellas que aprendemos con dolor y sufrimiento (palo).
Como es el caso de los equinos lo ideal es que el número de zanahorias sea mucho mayor al de los palos…ya que si te pasas con los palos lo que consigues es el efecto contrario…
Por palos entendemos aquí (que todo hay que explicarlo a veces) el no darlo todo desde el minuto 1, el no darnos de tal manera que la otra persona sienta que estaremos ahí sí o sí pase lo que pase y nos den lo que nos den…
Yo he estado en los dos lados de esa ecuación de todo Vs poco o nada y la verdad que ninguno es un lugar cómodo…
Mejor ir dando en la media que recibimos, mostrando nosotros interés para que la otra parte también tenga su zanahoria…pero dejando siempre un poco en el tintero para mantener ese tonteo y esa tensión…en el buen sentido…
La teoría, claro, es fácil…luego otra cosa es llevarla a la práctica…sobre todo cuando hay fuertes sentimientos de por medio…que hacen que nuestras virtudes se multipliquen de tal manera que puedan llegar a convertirse en defectos…
Consejos de ida y vuelta para una noche de miércoles…sorprendente ver como la edad no tiene por qué estar relacionada con la experiencia y la madurez…
Zanahoria y palo…o como decía alguien “caldito”…que fácil es decirlo…hacerlo, cuando quieres de verdad, es mucho más difícil…
¿no?.