El origen de algunas palabras es divertido…y está bien para ver aquello que la palabra encierra dentro de sí misma.
Algunas veces notas el frío de la plata debajo de tu cuello, esa sensación desagradable y gélida que desemboca, indudablemente, en un vacío y en frío.
La honestidad empieza con uno mismo, y sigue con las personas que nos quieren y a quienes queremos…y si no las queremos por lo menos deberíamos ser capaces de respetarlas.
Hay veces que no nos damos cuenta del mal que podemos causar hasta que las cañas se tornan lanzas y el rejonazo nos lo llevamos nosotros…y es en ese momento en el que nos damos cuenta de muchas cosas.
Un momento como este que describo se da pocas veces en la vida pero es sumamente esclarecedor. Son momentos de Revelación…en la que te das cuenta de muchas cosas y en los que los ojos se te abren…quizá hay veces que sería más apetecible mantenerlos cerrados…pero no…la verdad (por molesta y dolorosa que nos pueda resulta en ocasiones) siempre nos hará libres: In veritate libertas.
Todo en esta vida tiene una explicación (una verdad), absolutamente todo. Lo apasionante del funcionamiento de la mente humana (ese universo tan fascinante y único en cada persona) es que hay “botones” que cuando nos los aprietan desembocan en comportamientos que hacen daño a las personas que nos rodean y siempre han estado ahí con nosotros… y a veces por ser meros portadores de noticias o mantener una posición de equidistancia y neutralidad (que una vez que se han visto las dos caras de la moneda la neutralidad se rompe en favor de quien a veces hace daño…)
Quizá lo más aconsejable es el ser honesto con uno mismo y reconocer y aceptar las cosas que se sienten y no escudarnos en teorías sobre la vida que no son otra cosa que autoengaños y excusas para no aceptar las cosas como son…
¿De qué palabra hablaba? La traducción literal es “serbandejeado”…es fácil saber cual es…¿no?