Este fin de semana he tenido la oportunidad de visitar una de las grandes pinacotecas del orbe cristiano y una vez más me he llevado la impresión de que la cultura se ha convertido en un artículo de marca blanca.
Si bien el acceso a la cultura es importante y cualquier pretexto es bueno para acercarse a ella me da algo de pena ver como grandes obras quedan apartadas, orilladas sin perro que les ladre o visitante que las mire al no haber aparecido en best sellers mediáticos de fácil lectura y distribución masificada.
Ver como decenas de personas pasan delante de una de las obras más reconocidas del Renacimiento simplemente por el mero hecho de contarlo y de hacerse una foto da algo de pena…porque aunque como me dijo Country Girl, citando a alguien que no recuerdo, mientras comentaba esto con ella “la cultura es el poso que nos queda después de haber olvidado lo que aprendimos” es bueno que todos tengamos cultura (bueno y necesario) y que las grandes obras maestras las podamos visitar…también es bueno que se sepan apreciar por lo que son y por su aportación a la historia de la humanidad y no por salir en un libro…y más si surgen del ingenio esférico de uno de los mayores ejemplos del potencial infinito del Ser Humano.
1 comentario:
No puedo estar más de acuerdo contigo Kike !
La Cultura con mayúsculas es, naturalmente, mucho más que todo eso. La cultura individual es, a mi juicio, el resultado de combinar estos tres ingredientes: el poso que queda de la erudición, el fermento de la reflexión y la huella que nos va dejando el Arte. Esta definición de cultura contiene a su vez tres abstracciones: erudición, reflexión y Arte. La cultura personal puede medirse pues, por la combinación dicha y por la dosis de participación de cada elemento. Pero no hay necesariamente "cultura" por el hecho de que se de alguna de esas cualidades por separado. Pues el "sólo" erudito no deja de ser también un diletante enciclopédico. El "sólo" reflexivo, no aprecia sólo por serlo la belleza que hay en la tela de araña. Y el "sólo" artista, es un ignorante propenso a fabular. De modo que la cultura individual y el nivel de la misma en cada cual, dependerá del grado de superposición armónica entre erudición, reflexión y sensibilidad por el Arte en una misma persona.
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