El otro día leí en el blog del Profesor Tapies una interesante reflexión sobre la transición padre-hijo en el seno de la empresa familiar.
Claramente es fundamental articular la sucesión y la transición de una manera profesional acudiendo al consejo de personas expertas y plasmarlo en un Protocolo Familiar.
Quizá separar el gobierno de la sociedad de la gestión de lo mismo sería lo más interesante…a no ser que dentro de la familia se cuente con personas preparadas profesionalmente para liderar la empresa y alineados con el objetivo de los accionistas.
Sin embargo en estas discusiones se dejan de lado las relacionas paterno-filiales y lo difícil que pude resultar para un padre-empresario-emprendedor el darse cuenta que ese niño que, en la mayoría de las ocasiones, sigue teniendo 6 años a sus ojos se ha convertido en una persona independiente y preparada para tomar el liderazgo de la organización y permitir que el padre pase a un (casi) segundo plano…y que disfrute ya por fin de un merecido descanso…aunque el fundador casi siempre suele seguir por allí…
Mi recomendación es que se complemente la consulta a un experto en empresa familiar con la consulta a un psicólogo…porque si ya bastante difícil es completar el proceso adolescente de negación de la sombra de los padres y elección de los valores propios como para complicarlo con sucesiones empresariales…o si no que se lo pregunten a el Príncipe Carlos de Inglaterra…
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