16 de agosto de 2012

¿Te acuerdas?

...que mal lo pasábamos entonces...cuantas estreches y cuanta escasez., ¿recuerdas cuando íbamos con la cartilla de racionamiento a por lo básico?...que pena que tuviéramos que vender aquel recuerdo de mamá para ir tirando y comprar cosas a los  estraperlistas.

Eran años difíciles, años en  los que poco a poco nos levantábamos después de aquella Guerra que nos enfrentó a nuestros amigos, hermanos y demás personas...que sacó lo peor de nosotros y que a nosotros nos cogió lo suficientemente jóvenes para que yo no tuviera que ir al frente y tu no tuvieras que entrar a servir en una de esas casas de granito que hay subiendo a la Ermita...

Poco a poco fuimos tirando,  criando a los hijos, comprando el pisito en ese barrio de aluvión en medio de la nada y lejos de todo lo demás y escapando los  fines de semana que podíamos a casa de mis padres en ese tren tan lento y desvencijado que salía de la Estación del  Norte...

Luego los hijos se fueron haciendo mayores y volvimos a estar solos en el pisito...que vendimos para mudarnos de vuelta al pueblo, a la pequeña casa que nos dejaron mis padres y que arreglamos con el dinero que sacamos de la venta...

Volvimos a disfrutar del pueblo, de los fríos inviernos y frescas noches de verano, de ver como los veraneantes cambian, como van y vienen...este año se nota eso que se dice de la crisis...porque hay mucha más gente que otros  agostos...

Pero a ti y a mi nos da lo mismo porque volvimos a ver los fuegos de artificio como en aquel verano del 44...después de ver aquella película con Imperio Argentina y las noticias en el NO DO del avance de los Aliados por Europa...han pasado tantos y tantos años...muchas cosas...pero tu y yo seguimos  aquí abrazados en la Lonja del viejo Monasterio...como aquel verano cuando nuestras familias por fin nos dieron  permiso para cortejarnos...para pasear juntos, darnos la  mano y robarnos algún beso casto en la mejilla en los soportales del final...

Nos hacemos mayores y el paso de los años y los achaques no perdonan...pero mientras podamos seguiremos viniendo aquí todas las noches...aunque tu jamás volvieras después de aquel verano...y a mi me matase aquella máquina en la fábrica en la que trabajaba...


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