Que noche más mala que he pasado. Acostumbrado a la tranquilidad de mi casa de Los Caños no he pegado ojo con todo el mundo pasando de romería por debajo de mi ventana...si por lo menos fuera una tuna de tías pepinos que me rondasen...pero en fin. Me han desvelado a eso de la 1 de la mañana y me han vuelto a despertar...ya del todo a las 6 de la mañana...manda webs.
Si eso no fuera poco el café de por la mañana, etíope y del bueno, me ha caído como una patada en el estómago y me ha llenado de fatiguita hasta hace media hora o así cuando nuestros caminos se han separado para siempre.
Ahora estoy aquí sentado muerto de frío en la oficina, con tembleques varios y ganas de irme a casa a meterme en la cama...pero hay que estar al pie del cañón.
Por qué siempre he sido tan pardillo con el tema de los horarios, faltar por enfermedad, etc...misterios de la vida.
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