El viernes pasado me convertí por varias horas en un guri en mi propia ciudad…
Algo menos de 3 horas en el Prado viendo casi todos mis cuadros favoritos…muchos llenos de recuerdos y significados…me quedo, como siempre, con El Descendimiento, las Meninas y El Jardín de las Delicias…cada uno tan distinto al otro pero tan apasionante…sobre todo el color azul del manto de la virgen en El Descendimiento…
Hacía varios años que no me regalaba una visita por las salas del museo, perdido y dando vueltas pensando en mis cosas…apasionante…y una gran forma de matar las horas sueltas mucho mejor que tomando una coca cola, de compras o dando vueltas por la calle…
Luego me fui de cañitas y copitas por Santa Ana…plaza de Espoz y Mina y sitio de flamenco golfo por la calle Echegaray o por ahí…un gran plan a repetir…porque este sitio promete (sobre todo si consigo ir más tarde de las 2 de la mañana que es cuando tiene que ponerse bien)…
El final de la noche (bueno no de la noche que eran las 1:30) fue surrealista y el mundo al revés…pero de todo tiene que haber en la viña del señor…y si no hubiera sido así tampoco formaría parte de mi vida…además…visto en retrospectiva fue algo muy, muy, divertido…a la par que curioso y no exento de una fuerte carga irónica…si no hubiera perdido la copia de “Regrets” (ese pequeño libro que escribí sobre distintos personajes de mi vida) pondría aquí el capítulo correspondiente…al que habría que cambiarle el final…
Me gusta esta nueva etapa de mi vida…me gusta haber aprendido tanto sobre las personas en el último año y medio…y me gusta ser capaz de poder torear, evitar y desactivar los juegos y las maniobras porque las veo venir desde lejos…me gusta sí…buen momento, si señor, y sobre todo un gran punto de partida para el resto de mi vida…
NOTA: y el domingo paseo por El Retiro…
1 comentario:
Quien guarda, halla.
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