Hoy un ruido, un olor y algo que he visto me han traído a la memoria dos recuerdos de la infancia.
El primero ha sido esta mañana saliendo con el coche…el sonido de una segadora de césped y el olor a hierba recién cortada han hecho que me acuerde de las mañanas del verano incipiente en Los Arroyos…días de mañanas frescas, el jardinero cortando el césped en una de esas máquinas que son como un tractor en miniatura y el olor a hierba cortada mientras el frutero pasaba en su furgoneta blanca y los vecinos salían a por fruta…asociados a este recuerdo están los baños en la piscina de agua fría de la Sierra rodeada por una especie de sumidero en todo su perímetro en el que flotaban abejas, avispas, moscas y demás víctimas del agua…también hay por ahí un globo de esos de corchopán que te atabas a la espalda a modo de flotador…
El otro recuerdo me lo ha traído un camión de Bimbo parado en doble fila y haciendo el reparto…me acuerdo que, esta vez en Cangas, de pequeño una de las cosas que más me podían emocionar era la llegada de “el viajante” en su furgoneta a dejar su mercancía en la tienda de ultramarinos de las hermanas de mi abuela…y claro…como era el niño mimado siempre caía algo…tanto de comer (ñam ñam) como para jugar…algún coche o juguete promocional…que recuerdos aquel oso blanco de Bimbo pintado en los laterales…y esa sensación de cueva de Alí Babá llena de tesoros que me despertaba tanto pan y tanto tigretón…
Hay veces, como hoy, que añoro esos momentos de infancia en los que todavía conservaba de alguna manera la ilusión y el candor seguían intactos y los disgustos y malos momentos se limitaban a los de aquellos años…
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