Ayer repasando el Caralibro antes de dormir vi que el estado de una amiga ponía “pizza en el parque”…yo sabía que estaba con su “lover” (como lo llama ella)…y la pedazo de noche que hizo ayer en Madrid invitaba a ello…lo mismo que la noche del miércoles que al salir de cenar en pleno Madrid me encontré de nuevo con ese olor a noche de verano que tanto me gustó descubrir el año pasado…
Los mejores planes a veces son los más sencillos…hacer tiempo mirando a la gente en el césped…tomarte una porción de pizza con tu lover disfrutando de la noche…pasar el día en familia en El Retiro o cualquier otro de los parques que adornan Madrid…pasear en moto por la ciudad iluminada por el mero placer de hacerlo y disfrutando de los pequeños tesoros arquitectónicos de los que está cuajada esta ciudad…
Pequeñas cosas…pequeños placeres…que van sumando y llegamos a algo más grande que la mera suma de las partes (el manido tópico)…
El otro día hablando con una amiga e intentando arrojar luz sobre una situación espinosa esta me daba las gracias…me limité a decir que lo hacía de manera egoísta…porque cuanto más feliz sea la gente…más felicidad habrá para compartir entre todos y más me tocará a mi…que no tiene nada que ver con la motivación transcendente, con hacer el bien a los demás y sí mucho que ver con la felicidad y la tranquilidad propia...
Os dejo esa reflexión…¿es posible llegar a un resultado bueno para la comunidad a través de la satisfacción de un interés individual?
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