Ayer por la mañana tuve que levantarme un poco antes de la hora normal y salí a la calle sobre las 08:00 Am, una media hora antes de lo normal. Como una de mis aficiones mañaneras es fijarme en la gente, sobre todo en las gentes y no en los gentes, me di cuenta que la gente bien vestida y con buen aspecto se levanta más tarde...puede que sea una casualidad.
Muchas de las personas que pasean por la Avenida de la Constitución de Sevilla a esa hora son jovenes sevillanas con ese aire de la burguesia andaluza. Esa elegancia entre ñoña y atrevida con un toque te modernidad y rancios pendientes de perlitas como los de nuestras abuelas.
El discreto encanto de estas jóvenes, por lo menos para alguien que viene de la fría Meseta Castellana como yo, reside en el acento fino y musical, en una exquisita educación no extenta de humor y, en muchos casos, adornada por una belleza reflejo de todos los que han pasado por aquí, desde los atlantes y tartesos hasta los bodegueros de origen francés e inglés con su aportación de cabellos rubios y ojos azules.
Una de las mejores descripciones de estas mujeres creo que la hizo Arturo Pérez Reverte en su novela La Piel del Tambor y no es otro personaje que Macarena Bruner del que enamorarse y por el que perder la cabeza, nada que ver con el personaje que sale en la serie de Antena 3 Quart
Creo que ese especial encanto es difícil de encontrar en otras partes del mundo, por mucha mezcla de razas que tengan también. Las turcas, ¡ay las turcas!, son también guapas pero no tienen la elegancia discreta de las andaluzas de pro, lo mismo que las libanesas ni ninguna otra.
Es por eso que desde aquí quier dedicar etas cortas líneas a las andaluzas de discreto encanto
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