14 de noviembre de 2008

El viajero...un ser básico.

O casi casi como los pollos en una nave...no es cuestión de compararse con los protagonistas de este magnífico caso clásico de muchas escuelas de negocio...

Cuando uno se monta en un avión se convierte en un animal de ganadería intensiva...tu vida se rige por los estímulos internos del gran hermano de la aviación...que te apagan la luz? duermes (o lo intentas)...que la encienden? (te despiertas y siempre cuando te acababas de dormir)...que te dan el desayuno a la hora de la cena?...desayunas...la comida a la hora de la merienda...comes...te vuelven a apagar la luz para que no molestes...y duermes...y asín sucesivamente y dependiendo de la duración del vuelo...lo mejor que he visto yo en eso fue en un vuelo de Emirates desde Estambul a Dubai en el que la iluminación del avión imitaba la luz natural en función de la hora en la que la tripulación decidía vivir...luz roja del atardecer...azul oscura (con estrellas, no es coña) y naranja al amanecer...como pollos vamos.

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