12 de noviembre de 2008

Positivismo

 

Todos sabéis que estoy jartido de viajar, aunque este año gracias a San Telmo me estoy escaqueando bastante, y que me causa bastante pereza el montarme en un avión así para cualquier cosa que no sea irme a Madrid o a Estambul...

Pues bien...estoy en mitad de un viaje de 5 días por Rumanía y Hungría...y la parte rumana que ha terminado hace unas horas ha sido, cuanto menos, peculiar.

Empezando porque la ciudad era una especie de cementerio de fábricas de la época soviética, con todas las casas de los mismos años y un hotel (el mejor de la city eso sí) que daba miedito tela...esos pasillos sin luz...ese comedor frío y desangelado en el que era imposible tomarse un filete caliente (como toda la comida de Rumanía que ha llegado fría a la mesa...) y esas horas en el campito del cliente pasando frío, pero frío de cojones, y ayudando a montar el invernadero con mis manitas de gorrín...en fin lo que más me puede gustar a mi de viaje...

Además ayer tuvimos una experiencia de lo más divertida al ir con el hijo del cliente a 200 por hora por unas carreteras que en España llegarían a comarcal con algo de suerte...para que yo, tímido como soy, le hubiese dicho que por favor no corriese...en fin...y ya bastante que no se llevó un collejón...que es lo que me pedía el cuerpo...partirle el cuello de una buena leche...

A pesar de todo lo anterior la hospitalidad de los clientes y el buen rollito reinante han formado equipo con mi recién estrenado positivismo para hacer que lo que podría haber sido un infienno total de viaje se haya convertido en algo curioso...y todo en "un lugar sin determinar en la frontera entre Rumanía y Bulgaria".

Viva lo positivo...

1 comentario:

Anónimo dijo...

asi da gusto leerte Kike

y seguro que asi da gusto escribirlo, a que si?