Hay fotos que aparantemente no cuentan nada...pero si se conoce un poco la historia de las personas en ellas la cosa cambia y la simbología de la imagen adquiere una profundidad fuera de dudas.
Hay una foto en especial que resulta demoledora. Es una foto de la boda de mis abuelos maternos, hace mil años.
En la foto sale mi abuelo materno con su chaqué, sus condecoraciones y su planta, también sale su hermano Mario con un severo traje de raya diplomática propio de abogados de aquella época. También sale mi abuela, tan guapa como siempre, con su traje blanco.
Las caras, sin embargo, no son de alegría ni mucho menos. Son de tristeza. Faltaba casi toda la familia de mi abuelo. Quitando a un hemrano suyo que murió en la Guerra Civil el resto estaban vivos...pero decidieron hacerle el feo a mis abuelos por cuestiones que no vienen al caso...y eran cuestiones bastante absurdas.
Curiosamente, dentro de 18 días también faltará la familia de mi abuelo materno a una boda...y en especial una persona que ni siquiera se digna a coger el teléfono o a llamar y que se ha pasado toda la vida aborreciendo a esa familia por aquello, entre otras cosas.
Al final mi abuelo se refugió y relacionó preferentemente con la familia de su mujer, con la familia de mi abuela, que le acogieron con los brazos abiertos (ya era muy amigo suyo de antes) y se convirtió en uno más...
Se dice que a quien los suyos parece honra merece...pero claro...hay que matizar.
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