Cuando llevas tiempo persiguiendo algo y lo alcanzas tienes lo que sientes está marcairdo por un sentimiento ambivalente y ambiguo (como muchas cosas en esta vida).
Por un lado la satisfacción de la confianza depositada en mi, el ocupar el lugar que me corresponde y para el que llevo tiempo aprendiendo, preparándome y ganando experiencia y por el otro la responsabilidad. Gracias a Dios no siento la soledad porque, aunque la decisión es mía, tengo colaboradores magníficos que me ofrecen su consejo (desinteresado por lo general) y en el que conjugan todos los criterios importantes en el ámbito de decisión familiar.
Son muchos los proyectos que se avecinan, aventuras emprendedoras y diversificar un poco la actividad y el modelo…porque ya que estamos en una situación estupenda y el balance da gusto verlo…pues hay que aprovechar precisamente eso…la gente que conocemos, las posibilidades que tenemos y saber donde estamos y a donde queremos llegar.
Esta responsabilidad es distinta a todas las vividas anteriormente…y es muy buena…me hará seguir creciendo como persona y como profesional…además siempre procuro tener presente lo que me dijo mi abuelo Pepe en su última Nochevieja, que nos la pasamos hablando de lo divino y de lo humano hasta las 5 de la mañana los dos solos en el salón: “no pienses en lo que vas a recibir de tu familia, piensa en lo que le puedes dar a tu familia”..y ese será nuestro mission estatement…
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