28 de septiembre de 2009

Cáscaras

Ayer mientras tomaba un café con una persona y tirando un poco del hilo de su conversación acabó por admitir algo que es bastante patente...que basa todo su interés en la vida en el atractivo físico pero que es consciente que es algo finito y con fecha de caducidad.

Compartí con esta persona lo que yo sentí cuando acabé la dieta con el Dr. Redondo...estaba fuerte, moreno, el pelo rubio después de dos meses en Los Caños y con una sensación de gustar realmente agradable...

Sin embargo, y gracias a mis años oscuros, sí que tuve siempre presente que lo que realmente aporto a mi entorno no es una cara bonita...son otro tipo de cosas, de actitudes y reflexiones que hacen que mi valor como persona sea superior a mi valor nominal...o face value en inglés.

Esta persona me dijo que iba a valorar nuestra charla de hora y media, que la consultaría con la almohada...porque no podía seguir así...

Lo mejor de cuando se atraviesan esas fases es que cuando las superas por fin puedes pasar la prueba del algodón, que no es otra cosa que mirarte al espejo por las mañanas y no bajar los ojos frente a tu propia mirada...porque mirarse al espejo para verse guapo está bien...pero es mejor mirarse al espejo y que te guste más lo que no ves que lo que ves...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes suerte de haber pasado sólo unos años oscuros... No mola soportar eternamente las miradas y actitudes de la gente: sorpresa, penita: un coñazo.

K. dijo...

Define "sólo unos años"...