El otro día leí, o soñé que últimamente mis sueños son como Alicia en el País de las Maravillas pero en máspsicodélico, que un hombre había donado un riñón en vida a su mujer para salvarla la vida.
La generosidad del gesto, es como la costilla de Adán pero a lo bestia, me hizo reflexionar en los detalles pequeños que reflejan el amor entre dos personas en el día a día. Amor en el entorno micro.
Uno de los ejemplos que me parecen más bonitos es el de la mujer de uno de los cocheros de Sevilla, de esos que pasan horas al sol, o al frío cerca de la Giralda o en el Archivo de Indias. Siempre que paso a eso de las 8 o 9 de la noche la mujer de este señor está sentada en el pescante de la calesita compartiendo el tupper con la cena o la merienda mientras su yegua castaña espanta las moscas. Todos los días que he pasado por ahí a esa hora les he visto. Y me parece bonito. Además, los señores son los típicos de 50-60 años gorditos los dos y él es el típico cochero con sus patillas, gorra de cuadros y rizos engominados por detrás.
Pues eso, que el amor entre dos personas se fundamenta en estas pequeñas cosas. En esos pequeños favore..."te importa ir a hacer no se que a no se donde?"...
Si se consigue llegar a la vejez de esa forma la vida pude haber merecido la pena.
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