Hoy en Sevilla ha amanecido un día gris. No termina de hacer calor, no termina de salir el sol. Ya estoy de vuelta en la oficina con la misma sensación como si fuera septiembre y volviera a los pasillos grises de Los Robles. Tengo deberes que hacer después de mi viaje pero no veo un motivo para hacerlos aparte de que sean eso, deber-es. Lo haré porque lo tengo que hacer pero tampoco echándole más ilusión y ganas que los estrictamente necesarios para salir un poco del paso y justificar las horas delante de la oficina.
Ayer en el AVE camino de Sevilla me dio la misma angustia que cuando volvía a Murcia los domingos el año aquel de mierda que pasé allí. Conforme pasaba el tiempo, según iba corriendo el tren por los Montes de Toledo, por la Sierra de Córdoba menos ganas de llegar tenía. Menos ganas de bajarme...me quería dar la vuelta en el primer tren de vuelta.
Creo que necesito dar un giro radical a mi vida. Tanto en lo personal como en lo profesional. Necesito volver a cuidarme, perder todos los kilos que he cogido de nuevo para verme bien, sentirme en forma y fuerte y a la vez cuidadr mi cuerpo...ya lo decían los romanos que sabían mucho de todo...A ver en este mes que tengo aquí en plan tranquilo en Sevilla y en Los Caños me organizo.
En el fondo me siento como una canción de Johny Cash, me siento oscuro y gris y quiero ser de colores.
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